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Los profesionales de la seguridad cibernética observan la inteligencia artificial (IA) con entusiasmo y temor. Por un lado, tiene el potencial de agregar capas de defensa completamente nuevas para datos e infraestructura críticos, pero por otro lado, también se puede usar como un arma poderosa para frustrar esas defensas sin dejar rastro.
Como cualquier tecnología, la IA tiene tanto fortalezas que aprovechar y debilidades que pueden explotarse. El desafío para los expertos en seguridad de hoy en día es mantenerse un paso por delante de los malos, lo que debería comenzar con una comprensión clara de cómo exactamente se puede usar la IA como arma de datos ofensiva.
Hackear IA
Por un lado, dice Nicole Kobie de Wired, debemos reconocer que, al igual que cualquier entorno de datos, la IA en sí puede ser hackeada. En el corazón de cada proceso inteligente hay un algoritmo, y los algoritmos responden a los datos que reciben. Los investigadores ya están mostrando cómo las redes neuronales pueden ser engañadas para que piensen que una imagen de una tortuga es en realidad una imagen de un rifle y cómo una simple pegatina en una señal de alto puede hacer que un automóvil autónomo conduzca directamente hacia una intersección. Este tipo de manipulación no solo es posible después de la implementación de la IA, sino también cuando se está entrenando, lo que potencialmente brinda a los piratas informáticos la capacidad de causar todo tipo de estragos sin tener que tocar la infraestructura de la empresa del cliente.