¿Es todo una exageración con blockchain y criptomonedas? ¿O estamos realmente en la cúspide de una revolución que puede cambiar fundamentalmente la forma en que usamos la tecnología en nuestra vida cotidiana?
La respuesta podría no ser tan simple como el próximo "descentralizado esto" o "descentralizado aquello" que un fundador de una cadena de bloques podría querer que pensemos. Si bien la mayoría de estas compañías apuntan a convencernos de que sus tokens de utilidad o seguridad serían el próximo dólar de facto, en realidad es difícil respaldar esa afirmación a menos que uno ya haya alcanzado el estado de bitcoin o Ether en términos de uso, volumen y fama. Esto deja a los consumidores e inversores preguntándose sobre la viabilidad de estas tecnologías en primer lugar.
En un artículo de Medium publicado en junio del año pasado, KJ Erickson escribió que las aplicaciones descentralizadas (dApps) se considerarán convencionales cuando se vuelvan invisibles e inherentemente mejores que las aplicaciones y servicios que se proponen reemplazar. Esto es cierto no solo para el software y los servicios, opina muy correctamente: este ha sido el caso de casi cualquier innovación tecnológica que hayamos encontrado en los tiempos modernos. (Para obtener más información sobre blockchain, consulte Eficiencia energética (en) en consenso de blockchain).